sábado, 9 de abril de 2011

Entonces Borges dormía con los ojos abiertos







Entonces Borges dormía con los ojos abiertos
y alimentaba su melancolía respirando la noche.
Era verano en el Hemisferio Sur,
él soñaba con el frío de Ginebra
o con la humedad implacable de Dakar.
Era verano en Buenos Aires
y el mundo le parecía un Atlas propio
donde podía dibujar sus viejas pasiones y sus viajes.
Sus dedos pasaban
lentamente
sobre los mapas,
se detenían en un lugar señalado en rojo,
una punzada,
un río de palabras y de imágenes,
el hombre ciego recordaba,
hurgaba en su memoria el tiempo,
deshacía una a una las páginas escritas de su vida.




1 comentario:

  1. No sé si se pueden deshacer las páginas escritas, o solamente digerirlas con sus voces y sus silencios, con lo hecho y lo imposible...
    Siempre me llevas por los adentos...

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